Hoy el esperado día llegó al fin; Ricardo Frazer, una leyenda viva del teatro contemporáneo nos ha visitado por vez primera.
La Generación del 27 ha predominado en la mayor parte de una obra muy rica en cuanto a detalles se refiere.
Personajes como un rebelde Dalí, con su tan particular forma de ver la vida; Rafael Alberti y sus maravillosos cánticos o poemas al locus amoenus que tanto añora o incluso un melancólico Pablo Neruda acompañado de su fiel amigo, el cisne, han realizado un papel muy importante en esta jornada.
Magia, música, varitas, pañuelos e incluso pequeñas llamas han acompañado a una fascinante promoción de grandes genios en todos los ámbitos de la vida. Algunos la califican como fría, otros en cambio como extraña; pero como la opinión es algo de lo que no me he desentendido aún, voy a dejar a un lado esas ideas para formular la mía propia:
"Fascinante, algo digno de ver", o semejante a lo que escribí en su libro de firmas... "Vocación es verlo a usted".
Una persona luchadora que ha conseguido cumplir su sueño de enseñar al público joven una nueva forma de hacer teatro lúdicamente. Sus palabras reproducidas con exactitud fueron: "Educar es una de las tareas más importantes que yo como actor puedo desempeñar". Aunque en efecto lo consiguió, no solo mediante la función, sino también por otro aspecto que no apreciamos; su humildad.
Al salir lo encontramos recogiendo los objetos utilizados junto a la señora que lo acompañaba y guardándolos en su caravana. Me impactó en cierto modo, porque se sobrentiende que tenga ese modo de vida por su agitado trabajo, pero quién lo diría, un grande como él recorriendo España de forma autónoma, y es que no podemos olvidar que todos estamos en igualdad de condiciones.
Si algún día lee esto, me gustaría agradecerle haberme hecho ver la vida desde una perspectiva desconocida para mí hasta entonces. Gracias de corazón y hasta siempre.
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