Una vez oí la historia de un pueblo
que segregado bajo el poder de otro,
supo ser fuerte y mantenerse unido,
esperando el deparo del destino.
Podríamos pecar de muchas cosas,
pero nunca de dejar a un amigo
desprotegido ante el peligro.
Al ser esta la llave del corazón,
elegiremos a la fiel razón,
como una incongruente apelación
a la llamada civilización.
Por lo que a nada tenemos que temer,
excepto a la fugaz pérdida del querer
a la bella Andalucía pertenecer.
A.G.
No hay comentarios:
Publicar un comentario